Margarita Graziano

MEMORIA

Fue a comienzos de 1997 en su oficina de la calle Ayacucho, donde Margarita estaba a punto de firmarme una carta de recomendación, cuando casi al mismo tiempo nos dimos cuenta de la cantidad de actividades que habíamos compartido en los años anteriores. De hecho, mi Tesina de Licenciatura, así como mi trabajo docente y de investigación había transcurrido en su mayor parte bajo su dirección, aún cuando los temas en los que yo indagaba no eran sus principales temas, pero sí constituían parte de su historia personal y de un conocimiento profusamente revisitado y reflexionado.

Mi recuerdo de Margarita es necesariamente parcial, referido a un período y un espacio, la Carrera de Comunicación de la UBA. Seguramente sobre su vida previa o contemporánea por fuera de esos momentos podrán contarse muchas historias que otros rememorarán de diversos modos.

Si algo sobresale con el tiempo, me parece, es la imagen de firmeza y convicción con que Margarita asumía los temas más diversos. Los estudiantes que pasaron por sus clases recordarán la frontalidad con que abordaba la actualidad de los medios en Argentina, y esas frases simples pero fuertes, como la idea de que «no existe la no política», que incluso la no intervención pública en un área (la de los medios, en este caso) significa una opción de política comunicacional. Una idea tan sencilla como precisa en cuanto apuntaba al núcleo de la ideología neoliberal predominante en los años en que ejerció la docencia en la UBA. Y junto a esto, esa capacidad de análisis que ponía en juego en cada teórico o en cada charla pública a la que era invitada, que le permitía distinguirse en paneles heterogéneos, como una vez nos observó, por ejemplo,  Ignacio Ramonet.

Su participación en el ambiente público universitario era explícitamente ajena a los mecanismos y gestos requeridos para la consagración en el mundillo de la academia, distante de las modas y citas ad hoc, que abordaba en más de un caso, incluso, con irreverencia. Recuerdo, por ejemplo, las reuniones de cátedra en su casa en las que ante cada nuevo libro que aparecía sobre la «sociedad del espectáculo», Margarita señalaba el de Guy Debord de su biblioteca, como para mostrar (con cierta ironía) una temprana y lúcida reflexión no siempre reconocida y muchas veces negada en la nueva orientación del análisis de la sociedad de la información.

Margarita había comenzado su vinculación a las temáticas comunicacionales muy joven, con las primeras actividades que un pequeño grupo de la Facultad de Filosofía y Letras realizaba a comienzos de los años 70. De ahí también su artículo de 1973 en la revista Comunicación y Cultura sobre «Los dueños de la televisión argentina», uno de los primeros trabajos sistemáticos de análisis y denuncia del poder mediático en el país. En los años sucesivos continuó con temáticas afínes, y su formación de posgrado así como su actividad profesional en el exilio venezolano la marcaron en más de un sentido. Su trabajo junto a Antonio Pasquali en el Proyecto RATELVE le permitió contactar con un significativo momento del debate latinoamericano sobre las Políticas Nacionales de Comunicación (y el Nuevo Orden Informativo).

A su regreso a la Argentina su inclusión en la naciente Carrera de Ciencias de la Comunicación se dio a través de la materia Políticas y Planificación de la Comunicación que mantuvo en adelante. Allí expuso esa temática que tenía que ver con sus investigaciones pero sobre todo con su propia experiencia de vida. A comienzos de la recuperación democrática, con la esperanza que para muchos signficó el proyecto alfonsinista (para el cual trabajó activamente desde ese momento), Margarita desarrolló en sus clases una perspectiva, tomada de RATELVE y de otras experiencias latinoamericanas de Políticas Públicas (pero también de ese momento inmediatamente posterior de la «comunicación alternativa» sobre el que también escribió), que parecía todavía viable y aplicable en las nuevas transiciones: la idea de servicios públicos de comunicación acompañados por normativas legales progresistas. En ese primer período, incluso presentaba como análogos en más de un sentido (aun reconociendo y señalando las diferencias, que eran muchas) el proyecto venezolano y el proyecto de medios que en Argentina había elaborado el COCODE en 1986 (Consejo para la Consolidación de la Democracia creado por Alfonsín), en el que percibía un posible avance democratizador. En los años posteriores, cuando el gobierno radical terminó abandonando los intentos de modificación en el área (no sé si ella estaría del todo de acuerdo con esta afirmación), y cuando el menemismo abrió el camino a la privatización y la concentración oligopólica también de los medios, desde sus materias Margarita profundizó un análisis sistemático de la nueva situación del poder de los medios en Argentina, esta vez junto a docentes que ella misma había formado.

Pero en ningún momento abandonó, ni siquiera desplazó de los contenidos, los casos históricos que, con sus limitaciones (también analizadas), podían constituir referentes en los cuales buscar elementos o directrices de una nueva política pública (adecuada a los tiempos, claro) progresista para el área de la radiodifusión; como los servicios públicos europeos desde la posguerra hasta los años 80 y los casos latinoamericanos de comienzos de los setenta. Tal vez por la ausencia de alternativas significativas a la hegemonía neoliberal, en parte también por cierta nostalgia y porque allí estaba una experiencia que debía ser recuperada críticamente para pensar nuevas propuestas, Margarita mantuvo siempre la bibliografía sobre los casos latinoamericanos (y del debate mundial) de los años setenta en un lugar central de la materia. Y me parece interesante señalar que de todo ese período, lo seleccionado no era justamente lo públicamente más conocido y «políticamente correcto»: el Informe Mc Bride, el NOMIC de Naciones Unidas. Recuperaba, en cambio, un momento más radical previo a esa propuesta negociada de fines de los setenta, un momento en el que la idea de un Nuevo Orden Informativo Internacional (el NOII) estaba directamente asociada al Nuevo Orden Económico Internacional bajo el auspicio de la IV Conferencia de Países no alineados de Argel (1973) y de un tercermundismo que más allá de su heterogénea composición mantenía  como movimiento postulados de avanzada en lo social, alcanzando una marcada visibilidad mundial en esa coyuntura.

La presencia de estos temas históricos en la bibliografía de la materia solía discutirse año a año previo al inicio de los cuatrimestres en las reuniones de cátedra; a veces se modificaban algunos textos, pero siempre se mantenía la unidad temática. Su cátedra, nuestra cátedra, estaba conformada en su totalidad por egresados de la Carrera, cuestión en la que insistía y de la cual se enorgullecía. Sin duda ella nos abrió las puertas con suma gentileza en más de un sentido: nos solicitaba producción de textos para incluir en la materia, nos facilitaba contactos para trabajos o investigaciones orientadas, en más de un caso,  a zonas de la historia de los medios en Argentina que permanecían (permanecen) silenciadas. Era difícil una reunión en su casa donde alguno no se llevase un libro de su biblioteca. Me parece que todos aprendimos cosas de ella y su impulso, tal vez más orientativo que organizativo, dejó una marca importante en la mayoría de mis compañeros, varios de los cuáles integran hoy el equipo de investigación sobre Economía Política de la Comunicación. Quienes compartimos con Margarita años en la Carrera de Comunicación desde su propia cátedra, fuimos testigos también de su preocupación por los avatares de la institución, aunque algunas veces no compartimos su mirada.

Luego de la profunda crisis que la Carrera de Comunicación atravesó en 1997, Margarita fue elegida nueva Directora para el período siguiente. Su gestión sacó la Carrera del pozo en que se encontraba e impulsó su reorganización en varias zonas de importancia. En esos años yo vivía fuera del país, pero sé por quienes estuvieron cerca de ella, que aun cuando producto de los vaivenes de su salud debía ausentarse a menudo de la Carrera, participaba de las reuniones más difíciles y decisivas; seguramente por esa necesidad de mantenerse tan vital como siempre.

De este último período recuerdo que uno de mis viajes a Buenos Aires coincidió con el intento de la Facultad de introducir la Maestría de Clarín. Margarita había sido hablada para que se incorporase a un pequeño grupo gestor de la iniciativa, cuando todavía todo se mantenía en secreto. Por el contrario, como directora hizo públicas las conversaciones y convocó al claustro docente que, como se recordará, rechazó la maniobra. El gesto me parece de mucha dignidad en estos tiempos, pero no me extraña. Era coherente con una línea que identificaba con claridad el avance de los oligopolios de medios; pero también lo era respecto del lugar de la Universidad Pública frente a los negocios de posgrado legitimados por prestigios prestados, habiendo sido uno de los pocos profesores de la Facultad que firmó en 1995 la solicitada («Un nuevo patriciado») ante la apertura de las maestrías de la Fundación Banco Patricios.

Más allá de su aporte a la Carrera y la vida universitaria, me quedan muchas otras cosas de Margarita. Desde su voluntad por pelearla en momentos difíciles y su profunda honestidad, hasta lo que se hace más frecuente en mi recuerdo: esas «salidas» ingeniosas, irreverentes o inesperadas en las situaciones cotidianas más diversas.

Mariano Mestman

(Revista Zigurat, Buenos Aires, núm. 2, 2001)

AVATARES: convocatoria a presentación de trabajos

AVATARES

Publicación académica digital

Carrera de Ciencias de la Comunicación – UBA

La Junta de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires resolvió durante el año 2009 la creación de una revista académica virtual: Avatares, propuesta motivada por la necesidad de dar a conocer la producción académica de nuestras/os docentes e investigadores. La iniciativa tiene lugar en un marco signado por la escasez general de publicaciones académicas (en papel o en formato digital) vinculadas al campo de las Ciencias de la Comunicación en nuestro país; y en particular, por la consideración de que la Carrera podrá contribuir así al crecimiento y consolidación de nuestro campo de estudios.

Avatares se suma, así, a las existentes Sociedad de la Facultad de Ciencias Sociales, y Zigurat de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, buscando ocupar un lugar vacante, destinado a las diferentes vertientes de los estudios en comunicación, con Dossier temático y convocatorias abiertas de presentación de artículos y su respectiva evaluación.

Desde siempre, pero quizás hoy más que nunca, el desarrollo de la actividad académica requiere la publicación periódica de nuestras/os becarias/os, docentes e investigadoras/es, con la consiguiente visibilización de nuestras producciones y el necesario intercambio entre colegas de nuestra y otras casas de estudio. La creación de Avatares,  en el marco de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales, tiene el propósito de alcanzar esos objetivos de manera adecuada.

La publicación contará con un Comité Académico integrado por profesores investigadores de la Carrera.  El material a publicarse será objeto de evaluación por pares. Asimismo un grupo de docentes de la Carrera se hará cargo de la edición, mediante la integración de un Comité Editor.

La publicación contará en principio con las siguientes secciones: Editorial; Dossier; Ensayos; Agenda (de eventos académicos y convocatorias a congresos y jornadas relacionadas con la disciplina); Reseña y Crítica de libros, publicaciones y blogs especializados en Comunicación;  Resúmenes de Tesinas de Grado y Tesis de Postgrado.

Los trabajos a publicar en las diferentes secciones serán solicitados mediante  convocatoria abierta. Las normas de presentación se detallan más abajo. La frecuencia de edición será semestral para las secciones que involucren procesos de evaluación por pares (Dossier y Ensayos). La actualización de las restantes secciones responderá a los ritmos propios de cada una de ellas. La publicación será registrada con ISSN.

Convocatoria del primer Dossier:

Memoria, Política y Comunicación

Fundamentación

Memoria, política y comunicación configuran un plexo de problemas, significaciones y acontecimientos vertebradores de algunos de los ejes más relevantes para la comprensión y el abordaje de la realidad argentina contemporánea, actual y reciente. El punto de inflexión que implicó la dictadura de 1976 produjo un surco tan profundo en nuestra sociedad como transversal y abarcador de muchas de sus facetas. La recuperación de la democracia institucional, en 1983, suele ser el hito al que se atribuye un carácter fundacional de la condición social que habitamos. Sin embargo, quienes cultivamos las ciencias sociales dedicamos nuestros esfuerzos a dotar de densidad empírica y teórica a los intersticios que fueron urdiendo la trama de la historia reciente desde entonces. En otras palabras, el enfoque comunicacional de los sucesos histórico sociales sale al encuentro de las problemáticas de la memoria, entendida no solamente como un registro colectivo del presente respecto de lo acontecido, ni solamente como una construcción colectiva de un conjunto de significaciones compartidas, sino también como un andarivel esencial para desandar el trabajo de elaboración del trauma colectivo, la conmemoración, la búsqueda y exigencia de verdad y justicia, la cimentación de legitimidad ético política para las instituciones estatales y sociales que padecieron una condición disgregatoria, en suma, la recuperación y reparación de una sociedad lesionada en sus fibras más íntimas por la perpetración del horror.

La memoria de la dictadura de 1976, lejos de residir solamente en las narrativas factuales de la historia reciente, desenvuelve sus demandas de intelección en cada uno de los registros identitarios, culturales, mediáticos, políticos, lingüísticos y estéticos que dan cuenta del acaecer colectivo y de su proyección hacia un futuro común. Para el campo comunicacional, las problemáticas de la memoria definen un capítulo en pleno desarrollo, concerniente a la historia reciente de los medios de comunicación; las caracterizaciones de la conflictividad social y las diversas formas de la violencia; las elaboraciones artísticas y literarias de la rememoración; los movimientos de derechos humanos y sociales; las bases materiales de la memoria y sus retóricas instituidas (archivos, museos, discursos escolares, conmemoraciones); los registros culturales, antropológicos y lingüísticos en los que se elabora u obtura el pasado reciente. En suma, el campo de estudios de la comunicación solicita una trama relacional y teórica específica, sobre la cual en los últimos años ha sido creciente la producción investigativa, teórica y empírica. En esa dirección fecunda e inquieta por su prosecución, es que llamamos a presentar trabajos para el primer número de Avatares.


Normas de presentación

1. General

Todos los trabajos estarán precedidos de una carátula que contendrá los siguientes datos: Sección a la que se envía; Título del trabajo; Nombre y apellido del autor/es o la autora/as. En caso de ser más de un autor/a, se consignará un autor/a responsable a quien dirigir la correspondencia; Institución a la que pertenece cada autor/a; Año de elaboración del artículo; Dirección – Código Postal – Ciudad – País- e-mail/teléfono y fax; CV Breve (máximo 150 palabras).

2. Extensión

· Secciones Dossier, ensayos o informes de investigación: mínima 15.000 caracteres (con espacios) y máxima 45.000 caracteres (con espacios). Los trabajos a publicarse en estas secciones contarán con un resumen en castellano de no más de 200 palabras, y la inclusión de 3 (tres) palabras clave.

·  Secciones “Reseñas/Críticas”, “Resúmenes” y “otros”: mínima 5.000 caracteres (con espacios) y máxima 10.000 caracteres (con espacios).

3. Únicamente se aceptarán trabajos en castellano.

4. Para la bibliografía y las citas se seguirán las normas de la APA (pueden solicitarse a la dirección electrónica de Avatares: avatares@sociales.uba.ar).

5. Detalles de Formato: Los textos serán presentados en archivos de Word (formato .doc o .rtf). Tipo y tamaño de fuente: Times New Roman 12; Interlineado: 1,5 líneas. Importante: con excepción de los artículos para las secciones Dossier, Ensayos o Informes de Investigación, los textos habrán de ser generados sin formato (sin tabulaciones ni justificaciones), y las llamadas de las notas –de existir– habrán de incluirse de manera manual en el cuerpo del texto (el número o letra) y las notas completas, todas juntas, al final.

6. Pautas para el tratamiento de Archivos Gráficos

Las figuras/fotos/gráficos que contenga el trabajo se presentarán numeradas y con la/s leyenda/s correspondiente/s, por separado del texto, en copias de buena calidad (fotografías, impresiones láser color, fotocopias color, etc.) para ser digitalizadas. O en el/los disquete/s/CD de la presentación si ya fueron digitalizados según las siguientes características:

·  Resolución del Escaneo

72 dpi. Ideal para archivos gráficos publicables en sitio web.

150 dpi. Recomendada para archivos gráficos publicables en sitio web.

· Modalidad del Escaneo

RGB: esta es la opción correcta para escanear a todo color.

Grey Scale: Opción que se utiliza para escanear en escala de grises. Las tonalidades de grises generalmente son 256.

· Formatos de archivos gráficos: GIF, JPG ó TIF

· Máximo tamaño de la imagen 640 x 480 pixeles. Máximo tamaño del archivo 500 k sin comprimir.

· Sonidos: en el caso de agregar sonidos, los mismos se deben enviar digitalizados en formato WAV, mono, 11 Mhz. Estos pueden poseer hasta un tamaño máximo de 500 k sin comprimir.

·  Los trabajos relacionados con desarrollos multimediales, cine, video o experiencias audiovisuales serán presentados en forma de Story Board (secuencia de fotos) respetando las especificaciones para los gráficos y necesariamente incluirán el desarrollo del artículo en forma textual y el resumen según las condiciones previamente establecidas. El tamaño máximo para estos trabajos será acordado con el Comité Editor.

7. Recepción del material

Las/os autoras/es remitirán los trabajos por correo electrónico a la dirección electrónica de Avatares: avatares@sociales.uba.ar, y enviarán una copia impresa al Comité Editor, a la sede de la Dirección de la Carrera de Ciencias de Comunicación, Ramos Mejía 841, 2º piso, (1405) Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El archivo digital será nombrado con el apellido del/la autor/a (o del/la autor/a responsable seguido de la frase “y otros” en el caso de varios/as autores/as).

FECHA DE CIERRE DE LA CONVOCATORIA: LUNES 5 DE ABRIL DE 2010.